estilo industrial

El estilo industrial aplicado a las viviendas no es algo nuevo; lleva presente más de medio siglo, si bien es cierto que de unos años para acá vive uno de sus momentos más dulces impulsado por el mayor compromiso medioambiental que reina en el sector. El material de construcción ensalzado como protagonista del diseño de interiores cobra peso en estancias donde priman los espacios amplios y luminosos.

El estilo industrial, espoleado por lo que hace unos años vino a denominarse vintage, va mucho más allá del metal y entronca directamente con la estructura, con ese respeto por el armazón original en el que los pilares y las vigas a la vista se convierten en un elemento de decoración más. El tono austero que confieren a los espacios se ve amplificado con el resto de las instalaciones, ya sea de climatización, como del agua sanitaria o la electricidad. Apostar por un estilo industrial para nuestra vivienda es olvidar los falsos techos y mostrar el esqueleto y la musculatura de nuestro hogar.

Los nuevos loft

El loft es sin lugar a dudas el rey de la estética industrial porque, en esencia, viene a reconvertir un local en vivienda. Lo que en los orígenes vino a ser una mera necesidad, se ha terminado convirtiendo en virtud; de este modo, si antaño fueron estas reconversiones de espacios las que, por una cuestión de coste, dejaban al descubierto las tuberías del agua y los tubos del aire acondicionado, hoy se han convertido en signo de identidad.

Sin embargo, no son los únicos; a ellos se suma el ladrillo visto, el hormigón y esos techos altos coronados por los amplios ventanales que tanto juego dan para la iluminación interior. Líneas duras, rectas que hacen de la imperfección algo bello, en esa combinación de metal y madera, de grises con anaranjados del ladrillo, con tonos mates del acero y el hierro.

Otros elementos distintivos

La decoración de interiores es la guinda del pastel en una vivienda de estilo industrial. Se imponen los muebles de grandes dimensiones que doten de mayor entidad al concepto fabril, con piezas de anticuario sin restaurar, con barnices toscos en estanterías de madera, con baúles que mezclan aires bohemios.

La frialdad de los taburetes y las sillas de hierro puede encontrar un perfecto contrapunto con la calidez de la madera, incluso, con alfombras de colores tostados, aunque sin abusar de ellas para no desaprovechar el toque que aporta un suelo de cemento pulido.

Asimismo, el cuero y los acabados sin decapados ni lacados -cuanto más naturales mejor- son otros de los elementos que visten un espacio de estas características donde predominan los colores neutros (grises, beiges, blancos…), con especial énfasis del negro.

Un punto de sostenibilidad

Un espacio decorado con estética industrial trae consigo ventajas que trascienden las meramente estéticas, alcanzando las medioambientales. El hecho de no precisar de la instalación de elementos como falsos techos para ocultar las instalaciones reduce drásticamente el uso de ciertos materiales de construcción y, por tanto, la huella ecológica y el coste de la obra.

Lo mismo sucede en cuestión de tabiques, pues este tipo de viviendas prioriza los espacios abiertos, restando el número de divisiones y aprovechando mucho más la luz natural, lo que revierte en una mejora de la eficiencia energética. 

La reutilización va muy ligada a este estilo, no sólo desde la óptica funcional, sino también física, aprovechando piezas de segunda mano a las que se da una segunda vida haciendo de su vejez un valor añadido que eleva la decoración.