Arquitectura ecológica

La arquitectura ecológica ha venido para quedarse. El respeto por el medio ambiente está cada vez más inserto en el sector de la Construcción que ha asumido la sostenibilidad como parte de su actividad. No ha sido únicamente el resultado de un ejercicio de autocrítica, sino que también los clientes demandan cada vez más construcciones respetuosas con el entorno a lo largo de todo su ciclo de vida.

La arquitectura ecológica tiene como máxima no poner en riesgo el entorno y nosotros mismos, como parte de ese entorno, hemos de formar parte de este enfoque. Esto quiere decir que la construcción resultante ha de cuidarnos, con espacios que contribuyan a nuestro bienestar y velen por nuestra buena salud.

La receta para poder hablar de arquitectura ecológica podría resumirse en cinco grandes puntos que detallamos a continuación:

1. ¿Cuáles son nuestras necesidades reales? Este primer paso resulta esencial antes, incluso, de que nuestro arquitecto plasme en los planos el que se convertirá en nuestro hogar. Todo cuanto construyamos tendrá un impacto medioambiental y una huella ecológica, por lo que es importante no dejarse llevar por impulsos y priorizar los espacios que realmente vayamos a utilizar y necesitemos. Una buena planificación, además, nos permitirá prever medidas compensatorias o que, al menos, mitiguen este impacto.

2. La eficiencia energética es clave. Esta eficiencia de nuevo se remonta a esa fase de planificación, porque es esencial tener en cuenta el clima del lugar en el que levantaremos nuestra vivienda, así como su orientación para aprovechar el mayor número de horas de luz y aprovechar al máximo los rayos de sol. Realizado este ejercicio y ya posteriormente, podremos crear las condiciones más propicias en la construcción para hacer uso de energías renovables (solar, eólica, biomasa…), priorizar los aislamientos de calidad y otras técnicas constructivas de aprovechamiento pasivo tanto en energía como climatización.

3. Aprovechamiento de los recursos. Ligado de manera muy estrecha al punto anterior, destacamos la reducción al máximo del desaprovechamiento de un bien cada vez más escaso como es el agua. Para ello se puede recurrir a la reutilización del agua con plantas de tratamiento, el aprovechamiento de las precipitaciones y, por supuesto, uso de sanitarios ecológicos.

4.- Los materiales importan. No es la primera vez que destacamos en este espacio la relevancia de utilizar determinados materiales en pos de la sostenibilidad. Este punto no sólo implica descartar aquellas materias primas que contienen componentes tóxicos, sino también darle un papel protagonista aquellas de proximidad, como son las maderas autóctonas o la piedra natural del lugar. Esta medida reducirá extraordinariamente la huella ecológica durante el proceso de construcción.

5.- Contaminación y los residuos. Si en el punto anterior veíamos cómo reducir las emisiones de CO2 durante la construcción aprovechando materias primas locales, el uso de materiales reciclables y, por qué no, también reciclados impacta muy positivamente en la reducción de la contaminación y en uno de los grandes males de la construcción, esto es, la generación de residuos.

A los puntos anteriormente mencionados podemos sumar el abanico de innovación que se ha producido en los últimos años en las técnicas constructivas, que van desde los edificios modulares, la ecoeficiencia de sistemas como SilverBlock o, por supuesto, poner la domótica al servicio de la sostenibilidad. Todo ello conjugado para dar como resultado un hogar mucho más saludable no sólo para el entorno natural, sino también para nosotros mismos, en un diseño de ciudad que también se ha empapado de esta conciencia medioambiental escapando cada vez más de esas expansiones periféricas sin control.