A la hora de decorar nuestra casa, definitivamente, el color sí importa. Tanto es así, que existe una corriente –hay quien habla, incluso, de ciencia- bautizada como ‘psicología del color’, que analiza el efecto del color en la percepción y la conducta humana. Así pues, es un aspecto a tomarse muy en serio cuando preparemos nuestro hogar.

Hablar de color no sólo es hablar de pintura en las paredes, sino de todo el conjunto de elementos, funcionales o decorativos, que integran las diferentes estancias. La variedad cromática que hoy en día nos ofrecen los muebles, lámparas, puertas, alfombras, etc. nos ayudan a jugar con los colores y, con ellos, con las emociones y estados de ánimo que transmiten:

  • Blanco: El rey de la casa que, hoy más que nunca, ve amenazado su reinado por las hordas de colores que le cercan. A pesar de esta avalancha de nuevas tonalidades, el color sigue presentando grandes ventajas frente a otras propuestas. Para empezar, es mucho más luminoso que otros colores y contribuye a agrandar los espacios. Sin embargo, hay que saber manejarlo con tino, porque de lo contrario generaremos espacios muy fríos que, por momentos, recuerden a una clínica.
  • Negro: Tradicionalmente ha sido un color poco empleado en el hogar, pero que está ganando cada vez más terreno. Aporta elegancia pero debemos ser muy cuidadosos en su empleo, sin abusar de él.
  • Gris: El perejil de todas las salsas. Mezcla de blanco y negro, esta tonalidad combina a la perfección con la práctica totalidad de colores, transmitiendo estabilidad, tranquilidad.
  • Azul: Cuando lo empleamos en tonalidades claras, es perfecto para el relax y la armonía, para inundar el espacio de calma y sosiego. Si optamos por tonos más oscuros, giraremos más hacia la sofisticación con tintes de elegancia. Se rompe esa creencia de que es excesivamente frío y distante, más aún cuando se mezcla con verde o violeta.
  • Verde: El color de la naturaleza, de lo ecológico, que estimula la creatividad e inspira, especialmente cuando se combina con blanco, ayudando a destacar aún más. Es preciso, eso sí, cuidar mucho la tonalidad si no queremos convertir la habitación en un quirófano. Cuanto más cargado de amarillo esté, en detrimento del azul, más amplio será el abanico de combinaciones.
  • Rojo: El color de las emociones fuertes, de todas las pasiones, que en una casa nos remite a la alegría al asociarse a la acción intensa y excitante. Sin lugar a dudas, uno de los colores que, utilizado en pequeñas cantidades, más nos puede acelerar el pulso. Amplifica las emociones propias de cada estancia: así, en la cocina estimulará el apetito, mientras que en el dormitorio, el romance.
  • Amarillo: Se trata de otro color energético que, si sabemos balancearlo con otros colores más suaves, puede ayudar a crear un ambiente de confianza y energía positiva. Especialmente indicando en las habitaciones a las que llega poca luz natural.

Color

Tendencias en 2018

Para el año que estamos arrancando, el referente mundial del color, el Pantone Color Institute, ya ha publicado las que consideran que serán tendencias cromáticas del año. Los tonos metálicos y los efectos perlados estarán a la cabeza, descartando los colores pastel; se prefieren los colores intensos, vivos.

Para los expertos del Pantone Color Institute, el color del 2018 es el Ultra Violet (Pantone 18-3838) que, tal y como indica, es un tono púrpura radicalmente provocador y reflexivo, que comunica originalidad, ingenuidad y mentalidad visionaria que nos señala el futuro.

Este color simboliza la experimentación y el inconformismo y, utilizado en espacios de meditación y otros espacios de reunión, estimula a las comunidades que se congregan ahí e inspira un halo de conexión.