Fibras naturales

La búsqueda de materiales cada vez más naturales, ecológicos y saludables está generando nuevas tendencias a las que merece la pena prestar atención. Es el caso del uso de las fibras naturales, que logran el perfecto equilibrio entre estética, funcionalidad y sostenibilidad.

La imaginación al poder: este tipo de material nos ofrece la oportunidad de utilizarlo desde una perspectiva algo más clásica o, por el contrario, aprovechar el exotismo que desprende. Decorar con fibras naturales es sinónimo de ambientes frescos en el concepto pero con calidez en su acogida. Ya no es cosa de exterior, ahora también conquista el interior.

Cestas, alfombras, cortinas, complementos decorativos… se prestan a la elaboración con fibras naturales que, por lo general, son económicas resistentes, aportando un confort elegante que, con su atractivo natural y rústico, contrastan a la perfección con la decoración más convencional. 

Resistencia y versatilidad

Las fibras naturales sin duda nos aportan a conectar con ese lado orgánico que tanto ansiamos, aligerando los espacios en los que las paredes son muy oscuras o ya hay demasiados materiales pesados. En el ámbito del textil, el algodón probablemente es la fibra natural más utilizada, ya sea en viviendas de lujo o en apartamentos más básicos, dada su extraordinaria facilidad para adaptarse a cualquier ambiente y diseño. 

No obstante, hay otros materiales que también suben puestos en la lista de preferencias. Es el caso del lino, del que podría decirse que es la fibra natural más subestimada en el ámbito del diseño de interiores, siempre evocando usos para ropa de cama. Sin embargo, ofrece una gran versatilidad, pudiendo emplearse en persianas, fundas de sofá, cojines, cortinas… Resulta un material muy agradable a la vista, económico y, además, con un bajo mantenimiento.

¡También en muebles!

Pensar en fibras naturales nos lleva a pensar en tejidos o elementos textiles como alfombras, pero también se utilizan para la fabricación de muebles, algo que desde hace un par de años se ha convertido en una auténtica tendencia. Entre sus principales ventajas, su durabilidad y lo livianos que son, pudiendo modificar su ubicación en las habitaciones con facilidad.

Entre los materiales estrella para fabricar muebles con fibras naturales destacan:

  • Bambú y yute: sin duda, dos de las materias más baratas y resistentes, que proporcionan a las estancias una apariencia cálida y discreta para elementos como, por ejemplo, una mesa de café. También se utilizan con frecuencia para persianas y estores, proporcionado una luz ambiente muy agradable.
  • Ratán y mimbre: su uso se extiende más allá de los muebles, elaborando con estas fibras cestos, espejos o marcos de cuadros. En el caso de los muebles, el mimbre se combina en ocasiones con la madera, siendo muy habitual en los espacios exteriores para terrazas y jardines, si bien algunos modelos, como las sillas colgantes están ganando terreno en el interior. 
  • Sisal: se trata de un material que procede del agave, la planta a partir de la cual se elabora el tequila. Ha ganado mucha popularidad en el diseño de interiores, ofreciendo una alta resistencia a la tracción, lo que propicia su utilización para colgar artículos decorativos con cuerdas y cordones de sisal, así como para recoger cortinas, aportando ese refinado toque rústico.

La cantidad de elementos que pueden confeccionarse con este tipo de fibras naturales es interminable (todo tipo de muebles, macetas, jarrones, estanterías, lámparas, revisteros, marcos…) pero también es preciso saber dosificarlos de manera que, por ejemplo en un salón, no excedan el 30% de la combinación con otros materiales. 

Además, encajan a la perfección en cualquiera de las habitaciones, si bien es cierto que en espacios como la cocina tenemos que ser más cuidados con ciertos elementos como los estores, que podrían acumular grasa.