La impermeabilización de las construcciones es un asunto muy presente siempre, dada la cantidad de problemas futuros que pueden evitarse. De un tiempo para acá, cada vez un número mayor de empresas optan por atajar la problemática desde la misma elección de los materiales, en lugar de aplicar tratamientos a posteriori. Así es como ha calado la nanocristalización.

Aunque en España esta técnica se encuentra en un estado incipiente, lo cierto que tanto en EEUU como en la misma Europa (Alemania, Noruega, Suecia…) podríamos decir que ya está más que consolidada. Se aplica, además, a construcciones tan exigentes como son las plataformas petrolíferas, que se encuentra sumergidas a 350 metros de profundidad con todo lo que ello implica para la erosión. 

Crear una red cristalina

¿En qué consiste exactamente? Se trata de un proceso químico que se aplica a hormigones, cerámicas, morteros y piedras naturales, es decir, a materiales porosos que son muy empleados en la construcción. En esencia, se trata de conseguir crear una red estable de cristales nanométricos en el interior de estos materiales, alterando el comportamiento de sus iones, átomos y moléculas para que se enlacen formando esta red cristalina.

El proceso se aplica especialmente en los silicatos (sodio, potasio y litio) que contienen el material mineral, hasta conseguir convertirlos en una especie de gel silíceo que cuando se solidifica crea la red cristalina. Y hablamos en términos de “nano” porque el tamaño de la partícula va de los 01, a los 0,7 nanómetros (un nanómetro es la milmillonésima parte de un metro). Estas dimensiones posibilitan que resulte mucho más sencilla la penetración de los silicatos, lo que incrementa la densidad del material sobre el que actuamos. 

Nanocristalizacion

Múltiples beneficios

Aunque es cierto que este proceso lleva entre 15 y 20 días, los frutos del trabajo hacen que merezca la pena la espera. La mayor parte del tiempo, en torno a 15 días, se dedica a la cristalización en sí, puesto que la primera etapa del proceso, esto es, la fase de gelificación, ronda los tres o cuatro días. El resultado de este proceso es una red mallada de nanocristales que cuentan con características propias del cuarzo puro.

Entre sus principales ventajas destaca la impermeabilización, que es el tema que nos ocupa. La razón en realidad es muy sencilla: al aumentar la densidad del material –lo que se denomina “densificación”-, la permeabilidad se ve significativamente reducida, lo que impide que se absorba agua y humedad que, a la larga, perjudicaría a nuestras construcciones. Sin embargo, la impermeabilización no es la única ventaja de utilizar hormigones y morteros tratados con esta técnica. Entre otros beneficios también podemos destacar:

  • Una mayor protección anticorrosiva. Gracias a la cristalización, se consigue mantener el pH de los materiales por encima de 11,4, lo que favorece la inhibición de la corrosión evitando oxidaciones.
  • Eficiencia energética. La densificación del material, además de repeler el agua, también nos ayuda a evitar la disipación de la temperatura a través del hormigón.
  • Flexibilidad y resistencia. Gracias a las características del cuarzo, el material resultando cuenta con una dilatación inferior al hormigón sin tratar, lo que favorece una mayor adaptación a los movimientos de los materiales. Además, la malla cristalina garantiza una mayor resistencia mecánica.

Por todas estas ventajas, la nanocristalización se ha convertido en una gran aliada, no sólo para los proyectos de obra nueva, sino también para las rehabilitaciones en las que se busca atajar problemas de humedades, corrosiones y se requiere contar con una buena consolidación de las uniones en las reparaciones con hormigones o morteros. 

En España la técnica es relativamente nueva, pero ya se ha aplicado a multitud de proyectos, algunos de referencia como es, sin ir más lejos en nuestra propia provincia, la impermeabilización de los túneles del tranvía de Alicante.