Una de las consecuencias de esta pandemia ha sido la constatación de precisar espacios más amplios en el hogar. Los meses de confinamiento nos recluyeron en casa y es cuando realmente fuimos conscientes de la realidad de nuestra vivienda. Dado que disponer de habitaciones de mayores dimensiones no siempre es posible, se imponen los espacios flexibles, multifuncionales y, cómo no, luminosos. Lo que se inició como una necesidad, definitivamente, ya es tendencia, una cuestión de aprender a decir no a los espacios rígidos.
Cuando hablamos de flexibilidad en el hogar nos referimos fundamentalmente a la capacidad que tienen los espacios para ir evolucionando a lo largo del tiempo. Es, pues, un asunto que comienza en los mismos planos y que requiere de mucha comunicación con quienes serán los futuros moradores. Cuestiones como si lo que inicialmente se ha diseñado como un despacho podrá reconvertirse en una segunda habitación para los hijos es algo que, conocido de antemano por el arquitecto, puede facilitar en el futuro la conversión.
Dicho de otro modo, la flexibilidad de una estancia se inicia en el mismo diseño de interior. En los casos en los que existe una significativa limitación espacial, muchas veces se recurre a la creación de espacios de dimensiones similares, de modo que a medida que transcurra el tiempo y pasen de unos miembros de la familia a otros resulte más sencilla la transformación de la estancia.
La apuesta por la multifunción
La otra gran tendencia que ha cobrado notable peso es la relativa a los espacios multifuncionales, de manera que se integren dos zonas como cocina y comedor o salón y despacho. El objetivo es poder realizar dos tareas diferentes en un mismo espacio. En alguna ocasión y si no rompe la coherencia estética, se hace uso, incluso, de paneles correderos que unen o separan al gusto dos áreas distintas –a veces, incluso, ocultan-, algo especialmente útil con el auge que está teniendo el teletrabajo desde hace un par de años.
La flexibilidad y multifunción de los espacios también pueden venir dadas por el diseño de los elementos que se encuentran en las habitaciones. El ejemplo más claro y con décadas a sus espaldas es el de la cama que se pliega y se esconde en un armario. Sin embargo, con los nuevos diseños descubrimos dormitorios elevados en los altillos, muebles multiusos motorizados, sillas y mesas apilables de manera que parezcan una sola…
La modularidad de estos espacios propicia la reinvención de los mismos e, incluso, su camuflaje cuando no se realiza la función para la que fueron diseñados, predominando aquella con la que comparte estancia.
La importancia de la iluminación
El aprovechamiento del máximo posible de luz natural es una máxima que también se sigue a la hora de diseñar estos espacios flexibles y multiusos. Dado que suele tratarse de habitaciones abiertas, diáfanas, la luz inunda con mayor facilidad la estancia.
Precisamente por esta circunstancia, cuando se diseñe la vivienda sobre el plano y se dispongan las ventanas resulta esencial tener en consideración la conversión de las habitaciones en otras con propósitos diferentes al original. De ello dependerá el mayor o menor juego que dé para el aprovechamiento de la estancia.
Más allá de las cuestiones estéticas, esta nueva tendencia también entronca con esa mayor sensibilidad medioambiental que se detecta en quienes sueñan con su nuevo hogar. La posibilidad de reconvertir espacios con facilidad, de poder aprovechar estos espacios mutantes sin necesidad de grandes obras ni reformas es otra manera de apostar por la sostenibilidad, sin renunciar por ello a un diseño exquisito que cuide al máximo los detalles.
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