La decoración de una vivienda no es un asunto baladí. En función de cómo la realicemos crearemos una atmósfera diferente, lo que puede tener efectos muy beneficiosos sobre nuestro bienestar. Decorar con arte es posible, y, además y como veremos hoy, también con obras de arte que, además de dar carácter a nuestro hogar, lo dotarán de distinción y exclusividad.
Antes de sumergirnos en el tema que nos ocupa hoy, es importante precisar la diferencia entre diseño y decoración de interiores. Tienden a confundirse dada la extraordinaria complementariedad que tienen entre sí, pero mientras el diseño trata más con los espacios y su configuración, la decoración buscar transformar estéticamente un espacio ya definido. Si, como es el caso de Blues Simon Group, diseño y decoración van de la mano en comunicación fluida con el cliente, los resultados pueden ser inmejorables.
Expresión de nuestro estilo
La decoración trasciende lo estético, va mucho más allá de la mera elección de elementos, la combinación de colores y texturas o el mayor o menos conocimiento de las tendencias. Una buena decoración ha de conseguir transmitir nuestro estilo de vida, ser una suerte de extensión de nuestra manera de vivir el día a día.
Por los motivos arriba expuestos, el principal ingrediente para una buena decoración es escuchar a quien va a disfrutar, a quien habita esa vivienda; de otro modo obtendríamos espacios sin personalidad, sin carácter, planos. En función de sus necesidades, gustos, inquietudes y anhelos el resultado será diferente.
Huelga decir, además, que la decoración no es algo estático, sino absolutamente dinámico porque, al ser reflejo de nosotros mismos, pide cambiar a medida que nosotros lo hacemos en el tiempo.
Jugar con esculturas
El arte es un elemento singular con el que podemos jugar a la hora de decorar nuestra casa. Tanto si hablamos de esculturas como de pinturas, la flexibilidad es absoluta: podemos hacer girar toda la decoración de una habitación en torno a esa obra de arte, otorgándole total protagonismo o, por el contrario, que adquiera un papel secundario pero no por ello menos importante, integrándose con otros elementos de la estancia.
Dicho de otro modo, la elección del emplazamiento de la obra es importante y, si nos fijamos en las esculturas, por ejemplo, tiende a evitarse emplazar a más de dos en la misma estancia si ésta no es muy amplia, pues se robarían protagonismo entre ellas. Con todo, las esculturas dan mucho juego y pueden ser una magnífica expresión de nuestro gusto refinado.
Variedad para todos los gustos
Una de las grandes ventajas de las esculturas –como del resto de arte- es que la variedad es tan grande que cubre todos los gustos. Podemos recurrir a un amplio abanico de estilos, desde el más clásico o renacentista, al contemporáneo, donde la variedad de subestilos y materiales es impresionante al abstracto, que ha ganado mucho peso en los últimos años por su impactante capacidad expresiva. Cada estilo provoca una emoción distinta y cada temática también, ya se trate de representaciones humanas, animales, de objetos o abstractas.
Con todas esas posibilidades, podemos utilizar la fuerza decorativa de las esculturas en todas las estancias, incluso, en el pasillo, dónde adquirirá un papel de exhibición, pudiendo aplicar luz direccional sobre ella para realzarla. El significado en cada habitación será muy distinto, porque mientras que en el comedor o salón compite en relevancia con el resto de elementos decorativos –incluido el mobiliario-, en el dormitorio adquiere su máxima expresión y en el hall o entrada actúa como tarjeta de presentación de la elegancia y buen gusto que acompañará al visitante el resto de la casa.
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