Los cristales en las viviendas han ido cobrando más peso en la construcción, primeramente prestando atención a su capacidad de aislamiento y, posteriormente, jugando con sus formas y otras propiedades. La tendencia en arquitectura es tratar de buscar el máximo aprovechamiento de la luz natural. Eso, inevitablemente, pasa por el acristalamiento, no sólo en ventanas sino también en cerramientos completos en terrazas o porches con los que tendremos unas maravillosas panorámicas del exterior.

Gracias a la tecnología, ya es posible disfrutar de cristales curvados, con los que los que se ha abierto un extraordinario abanico de posibilidades para los diseñadores y arquitectos, pudiendo llegar a jugar con grandes paneles de vidrio de complejidad geométrica. Este tipo de soluciones, como las ofrecidas por fabricantes como Cridesa, combinan en un mismo espacio elegancia y funcionalidad.

Lograda su curvatura mediante el calentamiento –hasta que alcanza la plasticidad necesaria para adaptarse a un molde-, el vidrio tratado de este modo no hace que se pierdan propiedades como el aislamiento o, incluso, la posibilidad de disponer de cristales de seguridad (de hecho, en caso de rotura no hay peligro porque los fragmentos resultantes son inofensivos).

Vidrio

Diferentes acabados

Según el acabado que se realiza para enfriar el vidrio, podemos distinguir diferentes tipos de cristales curvados que ofrecen distintas características:

  • Recocido: Conseguido mediante un calentamiento y un enfriamiento lentos, es uno de los más habituales por la alta calidad óptica que proporciona.
  • Templado: Obtenido mediante un calentamiento por convección y un enfriamiento rápido, el resultado ofrece una alta resistencia mecánica.
  • Termoendurecido: Especialmente recomendado para instalaciones en las que no se requieran de grandes espesores.
  • Templado químico: Ideal para aplicaciones de alta resistencia mecánica que tengan que encajar en diseños complejos.

Ventajas

Los cristales curvados ofrecen un alto valor añadido para la construcción de viviendas únicas. Al no presentar marcas de pinzas en los cantos y permitir los acristalamientos sin carpintería, son un recurso excepcional para dotar a las viviendas de acabados exclusivos.

Por otro lado y desde un punto de vista más funcional, este tipo de cristales ofrecen una buena reflexión y refracción óptica. Además, cuentan con una mayor resistencia a cualquiera de los esfuerzos mecánicos a que están sometidos los acristalamientos, tales como el viento, la nieve, etc.; con la ventaja añadida de que disminuye significativamente el riesgo de rotura por choque térmico.

No podemos olvidar, además, la libertad de diseño que brinda este tipo de acristalamiento a los arquitectos, que ni siquiera se ven limitados por el tamaño, pues es posible obtener vidrios curvos de grandes dimensiones.

Cristales térmicos

Otra de las propiedades que se aprovechan cada vez más en las viviendas es las de los vidrios térmicos, esto es, aquellos capaces detransformar la luz solar en electricidad.

Sus ventajas, además de favorecer la reducción del consumo energético, se extienden también a un perfecto aislamiento, evitando pérdidas de frío en invierno y de calor en verano; aislamiento acústico y dejar pasar la luz si calor.

Fabricantes como Cridesa y Physe cuentan con este tipo de cristales (también llamados ‘Power Windows’), con el que se puede llegar a obtener unos ahorros de hasta un 40%, al tiempo que se contribuye al cuidado del medioambiente.

La gama SmartSkin de este último fabricante es especialmente interesante, porque gracias a la tecnología patentada que integra células solares en el vidrio y a su conexión con su sistema de eficiencia energética, es posible almacenar y distribuir energía. El sistema va más allá y, además, es capaz de realizar los cálculos necesarios para alcanzar la configuración ideal para aumentar los niveles de confort en la climatización de las estancias.