Arranca el nuevo año y con él, la época más fría del año. Si a ello le sumamos la llegada de la temida cuesta de enero tras las pasadas Navidades, más cuenta nos daremos de lo importante que es haber sabido elegir una vivienda que cuente con un buen aislamiento. De ello dependerá, no sólo nuestro confort, sino también el de nuestro bolsillo.

A la hora de elegir una vivienda, tan importante como su localización, su estética o el precio es el modo en que ha sido aislada. A fin de cuentas, un edificio con un aislamiento deficiente puede llegar a incrementar los costes de calefacción en invierno hasta en un 50%. De hecho, por cada grado en que incrementamos el termostato de la calefacción, el consumo de energía se dispara más de un 6%, algo que se percibirá a fin de mes en tu factura.

AislamientoEn contra de lo que tiende a pensarse, una casa mal aislada no sólo es producto de una deficiente instalación de puertas y ventanas, sino de la misma estructura de la vivienda. A una correcta instalación de esos dos elementos o la aplicación de medidas correctoras como la instalación de burletes, hemos de añadir otra serie de consideraciones.

Si en verano notas que las habitaciones están sobrecalentadas o en invierno, como es el caso, sufres el denominado efecto de ‘paredes frías’, es que durante la fase de construcción no se fue lo suficientemente riguroso. No perdamos de vista que el consumo de energía de las viviendas españolas supone  alrededor  del  20%  del  consumo  total  del  país.

¿Por dónde se producen fugas de calor?

El tejado es una de las vías por las que puede producirse una gran fuga térmica. En ocasiones, no es sólo cuestión de que no se hay instalado correctamente el aislante, sino que se producen filtraciones de agua cuando llueve, lo que provoca que ese aislante termine por humedecerse. Es crucial, por tanto, salvaguardar la impermeabilidad.

Al mismo tiempo, los muros de la vivienda también deben haber sido correctamente aislados mediante la instalación de materiales como la fibra de vidrio o de madera, el aislamiento de celulosa o la lana de roca, entre otros materiales empleados.

No obstante e incluso si cuando adquiriste la vivienda en la que resides, no prestaste atención a esta circunstancia y ahora padeces fugas de calor, es posible atajar el problema. Rehabilitar térmicamente una casa no es tan complicado ni tan caro como en principio pueda parecer.

Existen fórmulas de reforma sencillas y limpias mediante los cuales podemos contar con un aislamiento efectivo. Además, es posible aprovechar cualquier obra de modificación de los revestimientos interiores (techos, paredes, suelos) para incluir aislamiento térmico.

Aunque este tipo de reformas están especialmente indicadas para los inmuebles anteriores a 1980, cuyo aislamiento tiende a ser muy deficiente, también se está desarrollando en casas más modernas.

Una cuestión de salud

Si cuidamos el aislamiento, bien al comprar/construir una vivienda o en una reforma posterior, los beneficios no tardarán en hacerse visibles. A la reducción de los costes asociados a la calefacción/refrigeración de la casa y una mayor eficiencia energética, se suman los efectos positivos sobre nuestra salud.

Un correcto aislamiento ofrece propiedades anti-condensación, esto es, que es capaz de permitir el acceso al vapor de agua al tiempo que bloquea la humedad externa. Como consecuencia de ello, se eliminan los efectos nocivos de una mala condensación superficial, que puede terminar evidenciándose en la aparición de moho y las patologías que éste pueda traer consigo. Además, a la mejora del confort térmico le acompañará el acústico, pues también se reduce notablemente el ruido procedente del exterior.

Evita que tu casa sea una depredadora de energía y recuerda que una reforma térmica media se amortiza en muy poco tiempo, considerando la larga vida media del aislamiento, hasta el punto de que puede llegar a ahorrarse entre 8 y 9 veces más de lo que costó toda la rehabilitación.