La evolución de las habitaciones en el tiempo

La vivienda es como un ser vivo, que no permanece estático, sino que a lo largo de los años experimenta una evolución darwiniana. En realidad, somos quienes la habitamos los que acometemos esta transformación en función de nuestros hábitos de comportamiento, demografía.

Si hace años las familias eran numerosas y requerían de un gran número de habitaciones, en los últimos tiempos vemos cómo sus dimensiones se reducen y el número de estancias es menor y se destinan a otros usos. Este es tan sólo un ejemplo de cómo evolucionan las viviendas a lo largo del tiempo, pero hay mucho más.

El salto a lo social de la cocina

Más allá de cambios más o menos estéticos, como es la sustitución del gotelé por las paredes lisas o la búsqueda de espacios más diáfanos, merece la pena detenerse en cómo ha evolucionado la importancia que damos a unos espacios y a otros. Uno de los ejemplos más significativos es el caso de la cocina, que ha cobrado tanto protagonismo como para llegar a conquistar el salón. Es el salto de un carácter operativo a otro social.

Cada vez hacemos más vida en la cocina, que se ha convertido en punto de reunión de encuentros familiares mientras se ultima la comida. Ello, unido a la tendencia de cuidarnos cada vez más dedicando una mayor cantidad de tiempo a los fogones, hace que las cocinas hayan aumentado sus dimensiones, incorporando islas, y haciendo posible desayunar o, incluso almorzar, en esta estancia. En esta misma línea, esa corriente por el mayor disfrute de la cocina y cuanto se produce en ella se ha extendido al salón, eliminando barreras y creando espacios unificados.

El baño más funcional

Otra de las habitaciones a la que hemos ido otorgando mayor importancia es el cuarto de baño. En muchos casos, el envejecimiento de la población y la búsqueda de una mayor sostenibilidad moderando responsablemente el consumo de agua ha llevado a cambiar en muchos casos las bañeras por platos de ducha. No es el único cambio funcional que se ha dado en esta habitación, pues donde el espacio lo permite, la instalación de un lavabo doble, sobre todo en las casas con un único baño, es cada vez más frecuente –a veces, incluso, se instalan dos duchas-.

Los espejos se agrandan y se concibe el baño con un espacio en el que cuidar de nuestro cuerpo, con armarios con suficiente capacidad de almacenaje de los productos necesarios para ello, y la comodidad de contar con las toallas limpias en la misma habitación.

El salón se escinde

Por su parte, el salón continúa siendo la estrella de la casa, siendo el que más cuidado por el detalle acapara. Con un predominio de los espacios abiertos, huyendo de decoraciones sobrecargadas, se ha girado a toques más orgánicos, mirando al slow deco de materiales sostenibles y reciclados. Allá dónde el espacio lo permite y especialmente dado que no se requieren tantas habitaciones al haberse reducido el número de hijos, sí se ha producido una escisión del salón.

De esta manera, se destinan habitaciones específicas para disfrutar del cine en casa o de la música, con sistemas audiovisuales de última generación que persiguen crear un espacio aislado para maximizar el disfrute de la experiencia. En esta misma línea, la separación de los despachos del salón vuelve a ser tendencia, especialmente después de la pandemia, que con la explosión del teletrabajo ha puesto a prueba la convivencia de las familias.