Cadena de suministro y construcción

Aunque se ha puesto mucho el énfasis en la industria tecnológica, lo cierto es que el sector de la Construcción no se escapa tampoco de los envites que sufre la cadena de suministro. La pandemia de COVID-19 ha ido desencadenando un efecto dominó que afecta de pleno a nuestro sector, hasta el punto de que, según datos de la Confederación Nacional de la Construcción (CNC), un 40% del sector ha paralizado o cancelado sus proyectos, aunque afortunadamente no es nuestro caso. 

El estudio, realizado entre más de 300 compañías del país, confirma lo que veníamos detectando meses atrás: se están produciendo retrasos o, incluso, desabastecimiento de algunas materias primas, lo que dificulta extraordinariamente la continuidad de muchos proyectos ya iniciados o comenzar otros planificados y, por tanto, comprometidos. 

Un 75,6% de las compañías del sector han sufrido estos desabastecimientos o retrasos inusuales en materias primas tan esenciales como el aluminio para la carpintería exterior, el acero o el hormigón, a los que hay que añadir los de maquinaria. Paralelamente, los proveedores están registrando retrasos de más de 80 días en la entrega de sanitarios o griferías, y de casi 70 días en electrodomésticos. 

El problema de la inflación

Por si no fuera poco el impacto negativo derivado de los retrasos o desabastecimiento de materiales, hay que sumar el modo en que se ha disparado la inflación. De media, la patronal de la construcción afirma que el encarecimiento de los materiales, así como del transporte marítimo, ha propiciado que el incremento del coste total de una obra se haya situado por encima del 22%. 

Entre los materiales que más se han encarecido destacan la madera, con una subida del 125%. Ligeramente por detrás, se encuentran elementos tan básicos para la construcción como la piedra, que se ha encarecido en un 68%, o el cobre, con una subida de precio del 63%. En términos generales, el precio de los metales industriales ha aumentado cerca de un 20%. 

Esta coyuntura, junto con las subidas por las nubes de la electricidad y el combustible, está provocando que muchos de los presupuestos que se dieron en el pasado hayan quedado obsoletos.

La reacción de Blues Simon Group

Aunque sería ingenuo no admitir que esta situación también nos afecta, en Blues Simon Group hacemos todo cuanto está en nuestra mano para que su impacto no alcance a nuestros clientes. La anticipación que hemos tenido en la provisión, así como nuestro mismo modelo de negocio, hacen que podamos afrontar la situación en mejores condiciones que otras compañías. 

Como veíamos en el artículo anterior con la problemática de la falta de mano de obra,  nuestra propia naturaleza nos permite capear con soltura el temporal. En lo que atañe a la cadena de suministro sucede algo parecido: el hecho de que nuestro modelo de negocio, muy ligado a la construcción de viviendas unifamiliares, tenga una marcada filosofía artesanal, hace que no precisemos materiales en cantidades tan industriales como otras constructoras. 

Al mismo tiempo, el firme compromiso por apostar por los fabricantes locales en la medida de lo posible también es un factor que nos hace más resilientes ante la actual coyuntura. Este punto es clave, es decir, el de la buena sintonía y los estrechos lazos que Blues Simon Group ha mantenido siempre con su ecosistema de socios (proveedores, estudios de arquitectura, promotores…) gracias a los cuales se redoblan los esfuerzos por no trasladar la inflación al cliente. 

Por último pero no menos importante, la continua comunicación con nuestros clientes y la cercanía que siempre hemos fraguado con ellos, crea el clima necesario para afrontar juntos la situación en caso de tener que alargar algo los plazos de entrega, con la transparencia que siempre acompaña al sello Blues Simon Group.