
El pasado mes de octubre, el Consejo de Ministros aprobaba un Real Decreto en virtud del cual se regulaban más de 4.400 millones de euros de inversión en rehabilitación residencial y construcción de vivienda social con cargo a los fondos europeos. Dentro del programa de rehabilitación, se moviliza un presupuesto de más de 3.400 millones, con líneas a través de las cuales se pueden obtener subvenciones de hasta el 80%, con un máximo de 21.400 euros por vivienda, en función de los ahorros de consumo de energía alcanzados en los edificios rehabilitados. Una muy buena noticia que, sin embargo, puede fracasar. ¿El motivo? La falta de mano de obra.
En el sector de la construcción estamos sufriendo una grave escasez de la mano de obra cualificada. Según datos de la Confederación Nacional de la Construcción, manejando proyecciones confeccionadas con la entrada de estos fondos europeos Next Generation, el déficit de personal podría rondar los 700.000, una cifra que hace temer lo peor.
Las cuentas no terminan de salir, incluso, si el sector fuera capaz de recuperar a todos aquellos que tras la crisis de 2008-2009 se reciclaron o, sencillamente, se aferraron a segmentos como la hostelería para salir adelante.
Oficio denostado
Durante demasiado tiempo, el trabajo en la obra ha estado denostado. Considerado un oficio que no requiere cualificación, salida profesional para quienes no quieren formarse, la construcción ha dejado de resultar atractiva para los jóvenes.
Desde 2008, año en que estalló la crisis del ladrillo, el número de jóvenes trabajado en el sector ha caído en picado. Los trabajadores menores de 34 años han pasado de suponer el 42% a no llegar ahora ni siquiera al 20% (18%). El desprestigio y la poca atención prestada por los diferentes gobiernos a la Formación Profesional (FP)también ha sido un factor que ha contribuido a esta situación.
Culminando la tormenta perfecta, encontramos que a la vuelta de unos años, en 2030, alrededor del 30% de quienes trabajan en la construcción se jubilará. ¿De dónde saldrá el relevo entonces? ¿Quién construirá o rehabilitará viviendas?
Establecer una carrera profesional
En Blues Simon Group llevamos años trabajando para derribar esos mitos del trabajo en la obra, desterrando esa idea equivocada de que se trata de un oficio de baja cualificación. No sólo eso, sino también descartando la idea de que no es una trabajo para mujeres –actualmente solo representan el 8% en el sector. En este sentido, la apuesta de la empresa por la formación continua en nuevos materiales, nuevas técnicas constructivas ha sido una de las claves de nuestro éxito.
Desde nuestra óptica, la captación del talento y la retención del mismo es un ingrediente esencial para ofrecer productos de calidad que, en nuestro caso, son viviendas, ya sea de obra nueva o rehabilitación. Aspectos como la eficiencia energética, por ejemplo, introducen cambios en el modo de trabajar que requieren de un nivel de especialización.
En esta línea, Blues Simon Group hace ya mucho tiempo que introdujo el concepto de carrera profesional en la empresa, algo que nuestro sector debería plantearse de una vez por todas generalizar. En esencia, se trata de progresar, de que los empleados y empleadas tengan ante sí un recorrido profesional que les motive, que aporte a la organización y les convierta en mejores profesionales, expertos multidisciplinares.
Esa ha sido parte de la receta de nuestro éxito desde que nacimos hace más de una década, no sólo fichando al mejor talento, sino también contribuyendo a formarlo porque, a fin de cuentas, los trabajadores conforman los pilares de nuestra empresa. Y esa ha de ser también la receta para que nuestro sector reivindique la cualificación que precisa y ponga en valor al conjunto de sus profesionales.
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