El sector de la construcción ha sido uno de los que ha cobrado protagonismo durante la crisis del COVID-19, primero por mantener su actividad, después por ser incluido en los reales decretos como no esencial, provocando su cese, y finalmente por el restablecimiento de los trabajos. Cuando sucedió esto último, se puso especial énfasis en las medidas de seguridad a adoptar por parte de los trabajadores; una seguridad, por otro lado, que debería estar presente durante todo el año a pie de obra.

La Construcción es el sector que registra mayores tasas de siniestralidad laboral, habiendo cerrado 2019 con la muerte de 147 trabajadores, algo absolutamente inaceptable. Se tiende a pensar que es una profesión de baja cualificación cuando en absoluto es así. Albañiles, encofradores, soladores, escayolistas, gruístas y un largo etcétera participan en levantar una vivienda, tratándose de una mano de obra absolutamente especializada.

Pensar en riesgos laborales en la construcción nos trae a la mente automáticamente en caídas desde altura; en cortes con metal, vidrio, objetos punzantes…; en atrapamientos producidos por la maquinaria pesada que se maneja; en golpes en extremidades… Sin embargo, existe todo un conjunto de riesgos para los trabajadores en los que no siempre se repara, a pesar de lo perjudiciales que pueden ser para su salud. 

Los riesgos menos visibles

Nos referimos a los riesgos químicos, porque durante la construcción de un edificio se genera mucho polvo, auténticas nieblas al manipular yeso, por ejemplo, que si son inhaladas pueden desembocar en problemas respiratorios, como bronquitis. Otros productos, en contacto directo con la piel, pueden derivar en alergias cutáneas, quemaduras, etc.

Otros riesgos vienen del entorno, al realizar buena parte de la actividad a la intemperie, los trabajadores quedan expuestos a los rigores de las temperaturas, tanto en verano como en invierno, y con frecuencia se registran casos de golpes de calor. Asimismo, el ruido, especialmente cuando se trabaja con maquinaria que realiza operaciones mecánicas, no sólo puede generar sordera profesional, sino que pude causar accidentes ante la imposibilidad de alertar de peligros. Las vibraciones al manejar equipamiento como martillos neumáticostambién son un riesgo que puede producir problemas circulatorios y articulares, dolores de espalada… 

Como vemos, son muchos los riesgos laborales que se presentan en una obra, en la que se dan muchas posturas forzadas en espacios reducidos, se realizan muchos movimientos repetitivos de operaciones manuales… todo ello en el marco de una actividad física que ya es dura y exigente de por sí.

La prevención como garantía

En Blues Simon Group siempre hemos tenido muy presente que los trabajadores, no es que formen parte de nuestro capital o sean un activo de la empresa, sino que son la empresaCuidarlos, protegerlos es cuidar y proteger a la organización. Por este motivo, nuestro empeño es hacer de la prevención de riesgos laborales parte intrínseca de la cultura empresarial, trabajando por fomentarla desde los cimientos, es decir, procurando la debida formación e información específica sobre los métodos de trabajo y realizando una correcta organización del trabajo.

Huelga decir que en cada una de nuestras obras tomamos medidas específicas y concretas para reducir las posibilidades de los riesgos anteriormente mencionadas: redes anticaídas, calzado antideslizante, arneses y anclajes de seguridad, señalización clara, automatización de manejo de cargas pesadas, estudios ergonómicos de cada puesto de trabajo, métodos húmedos para evitar nieblas y cuando no sea posible uso de mascarillas respiratorias filtrantes, etc. Todo ello con una exquisita supervisión y mantenimiento que no abra la puerta a consecuencias indeseadas. 

Así seguiremos, muy cuidadosos de no caer en la autocomplacencia y siempre conscientes de que la protección de la familia Blues Simon Group es un proceso vivo, de mejora continua incorporando las últimas novedadesprocedimentales o tecnológicas que eleven las garantías de seguridad.