Cuando detectamos grietas en nuestra vivienda, debemos estar en guardia, especialmente cuando su carácter es estructural. Este tipo de fisuras suelen aparecer en las paredes de carga, los tabiques e, incluso, en los forjados. En estos casos en conveniente solicitar la ayuda de un profesional porque, afortunadamente, existen distintos métodos para resolver el problema.

En un post anterior, abordamos cómo distinguir los diferentes tipos de grietas, dando pistas para saber discernir la gravedad de cada cual. En la mayoría de la ocasiones, la naturaleza del terreno en el que se asienta la vivienda es la causante de las grietas estructurales.

Los denominadores comunes suelen ser una mala compactación del terreno o la humedad, que puede hinchar el piso incrementando la presión hasta el punto de levantar las cimentaciones o, en otros casos, la generación de oquedades en el firme y, por tanto el hundimiento parcial de los cimientos. En ambos casos se produce lo que denominamos ‘asientos diferenciales’.

Sea como fuere, tenemos a nuestro alcance soluciones con las que salvar esta problemática. No debemos olvidar que tan importante como arreglar las grietas en nuestros muros es poner remedio a la causa que las originó. En este sentido, tenemos dos alternativas muy recomendables.

Grietas Casa

Resina expansiva

Por un lado, podemos recurrir a la inyección de resina expansiva, que es uno de los métodos menos invasivos y que reduce las dimensiones de la obra. Tras realizar un estudio del problema para localizar los puntos en los que mayores presiones sobre el terreno se producen, se realizan una serie de microperforaciones, de no más de 3 centímetros de diámetro y de la profundidad necesaria para alcanzar el problema.

Cuando se han realizado estas perforaciones, se procede a inyectar estas resinas. Se trata de compuestos de poliuretano bicomponente que, al tiempo que ofrecen tiempos muy rápidos de reacción –alcanzando hasta 30 veces su volumen inicial-, arrojan una presión de expansión muy alta (hasta los 10.000kPa). Las resinas penetran por las cavidades del terreno y se compactan, contribuyendo a asentarlo.

La ventaja añadida de este método es que, cuando el terreno ya se ha compactado, el resto de resina que inyectemos servirá para aumentar la presión hacia arriba levantando los cimientos hundidos hasta el punto que, con el debido control deseemos.

Micropilotes

Otra de las fórmulas más recomendadas para resolver los asientos diferenciales consiste en los micropilotes hincados a presión. Esta opción es más invasiva que la anterior y requiere la intervención de maquinaria con la que realizar las múltiples perforaciones necesarias para el hormigonado de pilotes de un diámetro bastante mayor que el empleado en la inyección de resinas (puede alcanzar los 15 centímetros).

En esta técnica, se emplean tubos de acero acoplados o, incluso, soldados entre sí que se hincan a presión en el terreno con ayuda de gatos hidráulicos. El resultado es muy óptimo, pues se anclan a la perfección en la cimentación original gracias al mortero de alta resistencia.

Entre las desventajas que traer consigo el micropilotaje es que se trata de una obra de mayor envergadura que, además, entraña cierta complejidad por el elevado número de hincas que puede llegar a ser necesario acometer en función de la falta de asentamiento. A ello se suma el hecho de queen lugares de acceso complicado, como pueden ser los sótanos, estas operaciones se antojan muy difíciles, por lo que quizás el primer método es más adecuado en esos casos.

Técnica combinada

En algunas ocasiones se pueden llegar a combinar ambos métodos. De esta manera, en una primera fase se asentará el terreno mediante la inyección de resinas hasta levantar los cimientos hundidos.

Posteriormente, esta técnica mixta aborda micropilotes de no más de 6,5 centímetros, con el objetivo de aumentar la consolidación conseguida con la resina y, paralelamente y gracias a su mayor profundidad, aliviando la carga que la cimentación transmite al terreno que se localiza debajo de ella.