La construcción no escapa a los procesos de transformación digital que se está dando en otros sectores. Después de lo que ha supuesto el auge de la Industria 4.0, ya se ha comenzado a hablar de la Construcción 4.0, una tendencia imparable que lleva a alcanzar los más elevados niveles de calidad y eficiencia. No en vano, algunos estudios indican que en las últimas dos décadas la Construcción apenas ha incrementado su tasa de productividad, mientras que la Industria lo ha hecho en un 200%.
Así pues, se trata de un cambio de paradigma que, según algunos expertos, podría traer multiplicar por 5 o, incluso, por 10 la productividad del sector. Dos de los grandes males endémicos en el sector que podrían atajarse son las desviaciones de objetivos, tanto de plazo de tiempo como de costes de obra.
¿Qué es Construcción 4.0? Lo primero que tenemos que entender es que no es una mera actualización de software; va mucho más allá, empleando tecnologías emergentes como son la Inteligencia Artificial (IA) o el Internet de las Cosas (IoT), entre otras. La revolución arranca desde los mismos estudios de arquitectura, en donde los profesionales contarán de sistemas capaces de calcular estructuras más complejas.
Asimismo, la robotización de ciertas tareas también será una de las grandes novedades en los próximos años, evitando a las personas los trabajos más duros o peligrosos. Asimismo, los robots autónomos podrían analizar el estado de la obra, cotejando si ésta se corresponde con los planos del arquitecto que tiene cargados en su sistema.
BIM, IA y big data
En este contexto, cobra especial importancia la metodología BIM (Building Information Modeling) que supone un salto cualitativo respecto al modelado 2D o 3D de los programas CAD. BIM se levanta sobre la modelización e interacción con objetos inteligentes que pasan a formar parte del proceso constructivo. Dicho de otro modo, Lo que se intenta con BIM es unificar toda la información que se genera en torno al proyecto en un único modelo.
¿Qué utilidad tiene esto? Pues que cualquier cambio que tenga que realizarse pueda llevarse a cabo de forma generalizada. A fin de cuentas, lo que se obtiene es un modelo digital detallado del proyecto de construcción, estrechamente ligado a las bondades de la IA.
Consultores independientes como McKinsey subrayan el potencial de esta IA derivando en mejoras, no sólo de planificación, sino también de análisis automáticos mediante algoritmos de imágenes y vídeos para identificar problemas estructurales de seguridad o, incluso, incumplimientos de la prevención de riesgos laborales, pudiendo corregirlos mediante cursos de formación.
La IA, combinada con el procesamiento masivo de datos (big data) en tiempo real, puede contribuir a recortar costes, evitar problemas de desorganización (desde el retraso en la llegada de materiales a cuellos de botella en la obra que genera inactividad) y priorizar el mantenimiento preventivo.
Impresión 3D
La impresión 3D será otro de los grandes protagonistas en la Construcción, una vez superadas sus actuales limitaciones. En China, ya se han documentado experiencias en las que una empresa comercializa tecnología con la que es posible construir hasta diez viviendas en un solo día por un coste de 4.000 euros cada una.
Desde Blues Simon Group no concebimos la industrialización de la construcción a este nivel, pues cada uno de nuestros proyectos es única y de una calidad exclusiva, pero si observamos muy de cerca los beneficios que la impresión 3D puede traer consigo de en materia de determinados materiales o piezas específicas.
La formación, crucial
La falta de personal cualificado es, sin duda, una de las mayores amenazas que se ciernen sobre este proceso de transformación digital. Blues Simon Group cuida especialmente esa recualificación de los trabajadores dentro de sus esquemas de formación continua.
El mejor analista de los datos obtenidos por un robot o por los sensores repartidos a lo largo de la obra y procesados mediante big data es el trabajador que ha venido desarrollando toda su labor a pie de obra. Por este motivo, es hacia estos empleados hacia los que hay que redoblar los esfuerzos de capacitación.
Ver a operarios con cascos de realidad aumentada en la obra no es algo que resulte descabellado, estando mucho más cerca de lo que creemos. La tecnología ya está, sólo hace falta aplicarla tras haber facilitado una formación adecuada. Esa será también una de las claves del éxito.
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