A principios de este mes el Consejo de Ministros aprobó un real decreto-ley de medidas contra la pobreza energética que, entre otras acciones, derogar el cargo al autoconsumo, más comúnmente conocido como el ‘impuesto al sol’. Ya no será preciso inscribir en el registro administrativo de instalaciones de producción de energía eléctrica a las instalaciones por debajo de 100 kilovatios (KW),eliminando para ellas los peajes o cargos. Así las cosas, todo indica que el número de instalaciones se incrementará.
A diferencia de las placas solares térmicas –que calientan el agua que se consume en el hogar-, las fotovoltaicas no son de obligada instalación en las obras nuevas según el Código Técnico de Edificación (CTE). Esto, unido al impuesto al sol, ha desincentivado que crezca la instalación de este tipo de energía limpia. De hecho, actualmente la potencia eléctrica registrada en las instalaciones de autoconsumo alcanza los 1.196 megavatios (MW), con apenas un millar de autoconsumidores.
Todo indica que la tendencia cambiará y es que este tipo de instalaciones son muy sencillas –más que las solares térmicas, que son más complejas-, pues se pueden realizar en un día, prácticamente, sin necesidad de obra. ¿Cuáles son los pasos y las consideraciones que has de tener para apostar por esta energía renovable?
- El primer paso para realizar la instalación más adecuada es consultar a un profesional, que no sólo realizará un estudio personalizado del consumo de la familia, sino que revisará el lugar donde se instalarán las placas. Aspectos como la integridad estructural de la cubierta, el juego de sombras y sol que se da a lo largo del día en la misma (en función de su orientación, altura, edificios aledaños…) o la posibilidad de aprovechar el cuadro eléctrico con que contamos para conectar los panes son sólo algunos a tener en cuenta.
- En función de nuestra demanda energética, la superficie que precisaremos de placas fotovoltaicas variará y, con ello, el precio. Moviéndonos en la horquilla de los 500 a los 4.500 vatios, los precios pueden rondar los 3.000-4.000 euros, con unos periodos de amortización que se mueven entre los 10-15 años para superficies de unos 30 metros cuadrados. Es, pues, una decisión que trasciende al mero ahorro económico, entrando consideraciones de ser autosuficientes energéticamente o del respeto por el medio ambiente.
- El ahorro se percibe desde el mismo instante que la instalación ha concluido. El sistema está preparado para que el consumo de energía que se produce proceda de la generada por los paneles fotovoltaicos, no recurriendo a la red de suministro mientras no sea necesario. Cabe, además, la posibilidad de instalar una batería para aprovechar el excedente de energía limpia por la noche: la buena noticia es que ahorraremos dinero en la factura de la luz porque aún consumiremos menos; la mala es que el coste de estas baterías pueden llegar a superar los 8.000 euros.
- La tecnología existente nos permite monitorizar en tiempo real la cantidad de energía que estamos generando con las placas solares. Además, ya son muy comunes las apps en nuestro teléfono móvil o nuestra tablet con las que revisar el consumo energético de toda la vivienda.
- Por último y dado el tiempo de vida de estas instalaciones, es muy importante realizar un correcto mantenimiento. No sólo es recomendable revisarsemanalmente los indicadores del regulador de carga o si han aparecido obstáculos (árboles, nuevos edificios…) que producen sombras en los paneles, sino también mantenerlos limpios. El fabricante siempre incluye una serie de recomendaciones para ello, pero lo que nunca es correcto es utilizar agua a presión, pues podría dañar la superficie. Es mejor usar paños o esponjas prestando atención a si el agua de nuestra zona tiene demasiada cal, pues al evaporarse podría dejar residuo y perjudicar el rendimiento.
Deja tu comentario