Uno de los elementos de nuestro hogar que más variedad de estilos presentan son las persianas, aportando en función de cada uno de ellos distintos estilos y funcionalidad. El denominador común en todos los tipos es, además de decorar, proporcionarnos una protección ante los rayos del sol, lo que nos aportará frescura, y dotarnos de la privacidad que deseamos para nuestro hogar.

Persianas

En el artículo de hoy repasamos los principales modelos que se pueden encontrar en el mercado:

  • Persianas alicantinas. Existen un tipo de persianas bautizadas como así por lo que, dado que nos encontramos en Altea, será por las que empecemos el repaso. Este tipo de persianas suelen estar fabricadas en madera – originariamente estaban hechas con el sarmiento de las vides- y su mecanismo se reduce a una cuerda que enrolla las lamas. Se instalan por fuera, protegiendo los cristales y, debido a su corto abanico de diseños están especialmente recomendadas para viviendas rústicas. Uno de sus  inconvenientes es que oscurecen notablemente las habitaciones en las que estén instaladas, si bien es cierto que entre lamas se cuela la luz del sol atenuando esa penumbra y el aire para crear corrientes en verano.
  • Persianas enrollables. Unas de las principales ventajas de este tipo de persianas es su versatilidad para adaptarse a cualquier tamaño de ventana. Su diseño clásico es el blanco y liso, que permite el paso de la luz sin que se genere un brillo excesivo en la estancia, lo que favorece a la creación de espacios privados sin renunciar a un ambiente acogedor. Permiten la instalación de un motor, eliminando la necesidad de tener que subirlas manualmente, aunque esto tampoco supongo ningún esfuerzo.
  • Persianas verticales. Este tipo, compuesto por tiras estrechas que caen hasta el suelo, es otra opción para el hogar que, además, contempla una amplia variedad de materiales, desde el textil, a la madera, el pvc, aluminio, etc. De un modo similar a cómo hacen las venecianas en horizontal con sus lamas, las verticales lo hacen con sus tiras, lo que permite regular el paso de la luz a las habitaciones. Fueron muy populares en la década de los años 80, aunque han caído en desuso.
  • Panel japonés. Son unas de las que han ganado más terreno en los últimos años por su elegancia minimalista. Compuestas por varias piezas de tela –generalmente tres o cuatro-, cada uno de los paneles se pueden mover a izquierda y derecha abriendo espacios para, de este modo, dejar pasar más o menos luz. La combinación tanto de colores lisos o estampados, así como sus distintos niveles de opacidad han conseguido que este tipo de persianas se utilicen, incluso, para separar diferentes ambientes. 
  • Persianas plisadas o romanas. Muy ligeras, fabricadas en tela o, incluso, papel, ocupan muy poco espacio siendo ideales para espacios reducidos, si bien es cierto que su manejo es más complicado, lo que no las hace recomendables para habitaciones de niños. Resultan elegantes, muy adecuadas para grandes ventanales que, en ocasiones cuentan con una suerte de forro que ayuda a regular la luz e, incluso, hace las veces de aislante térmico.
  • Persianas venecianas. Muy habituales en espacios de oficina con lamas de aluminio y que, en el hogar, han realizado su incursión cambiando ese material por la madera. Se adaptan muy bien a los espacios, permitiendo diversos niveles de apertura al poder jugar con la inclinación de las lamas, lo que favorece no sólo diferentes iluminaciones sino también de privacidad. Además, entre sus ventajas añadidas destaca la facilidad de limpieza –basta pasar un plumero con frecuencia-, lo que en el día a día sin duda resulta algo a tener en cuenta.