En estas fechas, reunirse al calor de la chimenea con una buena copa de vino, junto a las personas que queremos es un plan único. La chimenea se convierte así en punto de encuentro para una velada tranquila y, al mismo tiempo, cobra un protagonismo en nuestro salón que en otras épocas del año parece perder.

Especialmente en estas fechas, si tenemos la fortuna de contar con chimenea, ya sea abierta o cerrada, debemos prestarle la debida atención. Más allá del papel que juega el fuego como elemento decorador en nuestro salón, la misma chimenea reclama su propia ornamentación y son muchas las posibilidades que nos ofrece.

Antes de pensar en su decoración, a la hora de instalar una chimenea tenemos que tener en cuenta aspectos como que cuanto más recto esté nuestro tubo de salida de humos, menos problemas tendremos con el  revoque el humo. Otros aspectos como que si la habitación es demasiado pequeña necesitaremos darle a la chimenea una entrada de aire exterior para mejorar la combustión son otras consideraciones que hacen imperativa la participación de un profesional.

Chimenea

Recubrimientos variados

La pared que recubre la chimenea demanda protagonismo sobre el resto de la habitación. En este sentido, podemos optar por revestimientos de piedra, que sin duda es uno de los más seguros, tanto para el frontal como para los laterales. Combinarlo, además, con una traviesa de madera en la parte superior, confiere un toque rústico y cálido al conjunto.

Si por el contrario, queremos aportar más personalidad a la chimenea, los azulejos se presentan como una alternativa fantástica. El amplio abanico de opciones con que contamos abre la puerta a la imaginación, evitando de además que nuestra elección entre en conflicto con el resto de la habitación.

Si nuestro estilo es más clásico, las molduras de yeso se convertirán en una de nuestras mejores aliadas. Incluso jugando con este material, es posible dar un toque innovador, aunque ello traiga consigo un incremento del presupuesto: jugar con estas molduras, no sólo rodeando la chimenea, sino levantándolas hasta el techo con texturas irregulares, pueden dar ese toque clásico pero al mismo tiempo moderno que buscamos.

La leña como adorno

Por otro lado, cuando incorporemos una chimenea a nuestra vivienda, tenemos que ser muy conscientes de que, inevitablemente, necesitaremos un modo de almacenar la leña que precisemos. Pues bien, el modo en que lo hagamos, si optamos por hacerlo en el salón, también puede convertirse en un elemento decorativo.

Colocar los troncos a ambos lados de la chimenea o, por el contrario, únicamente a uno son opciones que debemos mantener abiertas, en función de las dimensiones de la estancia. En ocasiones, la alternativa de adquirir un leñero también toma fuerza, porque los diseños que llegan al mercado son de lo más variado, tanto en formas como en materiales. De esta manera, tendremos más organizada toda la leña (desde piñas secas a ramas o troncos).

Por otro lado, es posible que en lugar de haber apostado por una chimenea clásica, nos hayamos inclinado por una de pellets. Si es así, también en ese caso el almacenaje de los pellets puede jugar a nuestro favor en materia de decoración, con contenedores transparentes en los que se vean los pequeños cilindros de madera como si fuera corchos de una botella.

Por último, no podemos olvidarnos de la misma leña que arde. Su colocación es importante, no sólo para asegurarnos una buena combustión y, con ello, el calor que precisamos en la estancia, sino también para que resulte atractiva a la vista. Unos troncos colocados con dejadez, de cualquier manera, no ayudarán en modo alguno a mejorar ese encuentro familiar.