Hay quien cree que el microcemento se ha puesto de moda, pero lo cierto es que lleva muchos años con nosotros aportándonos una solución más para el acabado de las superficies de nuestro hogar. ¿Qué es exactamente el microcemento? ¿No puede terminar por dar un aspecto demasiado rudo a nuestra casa?

A pesar de que inevitablemente su nombre lleva nuestro pensamiento a la tosquedad del cemento, nada tiene que ver en cuanto a aspecto. El microcemento, efectivamente, está compuesto por cemento, pero se combina también con cuarzo y resinas que le aportan una flexibilidad y versatilidad que no encontramos en el otro material. En cierto modo, es una evolución de aquel cemento pulido que se comenzó a aplicar en naves industriales o comerciales.

Hasta hace poco tiempo, cuando la tecnología aún no había permitido dotarle de una mayor resistencia –como ya sí-, una superficie de microcemento no estaba exenta de rayarse o marcarse por el impacto de la caída de un objeto pesado. Afortunadamente, y con esas últimas innovaciones, ya podemos disfrutar de superficies lisas sin juntas –lo que da una mayor amplitud- con la resistencia a rayaduras y golpes como los materiales cerámicos. Tanto es así que no sólo se ha convertido en un habitual de baños y cocinas sino, incluso, en exteriores donde las condiciones son mucho más extremas.

Microcemento

Resistencia y versatilidad

El grosor de este tipo de superficies es, en realidad, muy fino, de apenas dos o tres milímetros, lo que trae consigo muchas ventajas frentes a otras soluciones. Así, no sólo resulta mucho más sencillo nivelar el suelo sino que, además, ni siquiera es necesario rebajar las puertas para que no roce. Además, cuanto más fina sea la capa, mayor será la resistencia y menor el riesgo de rayaduras. En cuanto a su impermeabilidad, el microcemento por sí solo no lo es, por lo que se recomienda una terminación con sellador para que disfrutar de esta cualidad.

Otra de las ventajas de este material es que se fija sobre cualquier superficie, incluidas las paredes, evitando reformas o las molestas obras de retirar el revestimiento anterior. ¡Y sin juntas de dilatación! Algo muy importante para evitar a futuros zonas donde se pueda acumular suciedad, simplificando las labores de limpieza. No obstante, el parquet no suele recomendarse, no tanto porque la fijación sea inferior, sino porque debido a la movilidad del parquet, podrían aparecer fisuras en el microcemento.

Abanico de acabados

Hablábamos anteriormente de la versatilidad como cualidad añadida a la hiperflexibilidad. No es para menos, porque podemos elegir entre diferentes tipos de acabado, desde el liso –ya sea mate o satinado, que suele ser el más habitual- o rústico, especialmente indicado para ambientaciones rurales. A ello se suma, además, la extensa variedad de colores que se pueden aplicar en este tipo de superficies, siendo los colores claros los que menos evidencian las aguas de la aplicación del microcemento.

Para su cuidado, únicamente se precisa utilizar agua y jabón neutro, aunque también se recomienda aplicar de vez en cuando ceras autobrillo diluidas en agua, que aportan mayor protección a la superficie frente a desperfectos por la caída de objetivos, patas de muebles, etc.

Por último, hemos de tener en cuenta que, a pesar de que simplifica mucho la reforma porque no se requiere de grandes obras, sí precisa de un tiempo de unos tres días–en función de la superficie- para su aplicación, puesto que tiene un marcado carácter artesanal y se aplican alrededor de ocho capas, cada una de las cuales ha de respetar su tiempo de secado para un rendimiento óptimo de la nueva superficie.