Recortar anualmente, por término medio, entre 200 y 250 euros anuales en la factura de la luz es un ahorro nada despreciable que está al alcance de nuestra mano. Basta confiar en una instalación de energía fotovoltaica para autoconsumo en la azotea de nuestro edificio o en el tejado de nuestra vivienda y, además, contribuiremos al cuidado del medio ambiente.

El pasado mes de enero, el Parlamento Europeo vetó el que popularmente se ha bautizado como ‘impuesto al sol’. El rechazo mayoritario del Europarlamento a poner barreras al autoconsumo abre un amplio abanico de posibilidades. La meta es garantizar que cualquier persona, no sólo pueda convertirse en autoconsumidor de energías renovables sino, además, que también pueda vender su excedente de producción sin que recaiga sobre él ningún procedimientos y/o cargas discriminatorios o desproporcionados que no reflejen los costes. Dicho de otro modo, el Real Decreto 900/2015 del ‘impuesto al sol’ podría tener los días contados.

Energia Solar

 Ahorros del 40%

Tras los Acuerdos de París, el nuevo objetivo para la Unión Europea de que las energías renovables supongan un 35% en 2030, frente a la meta inicial del 27%, obliga a dar un impulso a este tipo de energías limpias. Y ahí, definitivamente en España, la energía solar tiene mucho que decir.

Según Mariano Sidrach, catedrático de Física Aplicada en la Universidad de Málaga (UMA), bastaría con una instalación de unos 2.0 kWp para satisfacer la demanda energética de una vivienda unifamiliar. Considerando que el coste aproximado de una instalación de estas características ronda los 1.5 €/Wp, la inversión necesaria se situaría en unos 3.000 euros.

¿Cuánto tiempo tardaremos en amortizarla? Alrededor de los diez años, puesto que los ahorros anuales de energía que proporciona son del 40% que, en términos monetarios son del 30% (los 200-250 euros anuales mencionados al inicio del artículo), según los cálculos de Sidrach.

Otra de las grandes ventajas que traen consigo este tipo de instalaciones de autoconsumo es el mayor aprovechamiento de la energía, puesto que se evitan pérdidas en la red de distribución, dado que el punto de generación es el mismo que el de consumo.

Excedente de energía

Las instalaciones fotovoltaicas de autoconsumo han de estar conectadas a la red eléctrica para, de este modo, enviar los excedentes de energía que se producen. De esta manera, cualquier persona que haya apostado por disponer de placas solares en su tejado recibe la misma factura que cualquier otro consumidor, con los gastos en función de la potencia contratada, las tasas, impuestos y la energía consumida. ¿Cuál es la diferencia entonces?

En primer lugar, esa reducción en el consumo de energía del 40%. El catedrático de la UMA explica que “un sistema que ahorre un 40% solamente es capaz de utilizar directamente el 50% de la energía fotovoltaica generada”. El 50% restante se convierte en un excedente que se inyecta directamente a la red de distribución.

En el caso de los sistemas inferiores a los 10 kWp, el usuario no está obligado a pagar el impuesto por energía consumida que determina el Real Decreto. Sin embargo, tampoco recibe ninguna remuneración por la energía que él mismo ha generado y que la compañía eléctrica comercializará.

En las que sí superan los 10 kWp, sí es posible cobrar por la energía sobrante inyectada, pero también se nos aplicarán todos los impuestos del Real Decreto, lo que recudirá la rentabilidad.

De cara al sistema energético nacional, todo son ventajas: dado que estos excedentes se inyectan a la red a mediodía, aportando mucha más energía en verano que en invierno, la red de distribución gana estabilidad pues los picos de demanda por aire acondicionado se cubren mejor.